4 de maig 2010

¡Sacadme de aquí!

Holaa... Como veo que no aparecen nuevos relatos de los aquí metidos, (guiño-guiño xD) pongo otro de los míos que también me gusta bastante. Éste es el enlace al relato original, y éste otro un enlace a un artículo de los foros del RacóCatalà.com donde hay detallada información histórica sobre el metro antiguo, las estaciones en desuso, y todo con abundantes fotografías y textos. De ahí he sacado la foto para éste relato - que ni siquiera ha podido ser de la estación que sale en él - y creo que os gustará. Además, es una fuente de más ideas para más relatos xD


¡Sacadme de aquí!

Es ya de noche, y el último metro va casi vacío, con pocos pasajeros, más dormidos que despiertos. Estoy en la línea cinco y veo que se acercan por el pasillo central dos personajes. Las ropas caídas, gastadas y manchadas aquí y allá denotan un cierto misterio que se refuerza cuando les distingo la cara. Por lo menos, llevan más de cuatro días sin que sus mejillas conozcan cuchilla alguna, y caminan con una prisa mal contenida que levanta sospechas funestas.

Se van acercando, sin parar siquiera atención a los asientos, delante de los cuales van pasando inexorablemente, pues ahora se han dado cuenta de mi presencia: “es él”. El metro frena bruscamente. La inercia de las
correspondientes toneladas de tren desequilibra a mis maleantes y me obliga a agarrarme, mientras el chirrido de las ruedas se clava en nuestros oídos. Me levanto, y noto mis pulsaciones aceleradas, pues tengo a mis agresores a la otra punta del último vagón del convoy. Entre ellos y yo sólo hay un chaval de rasgos mulatos, dormido con una ridícula gorra tapándole la cara.

Por la ventana distingo unas formas que no son propias de un túnel, parece que hay bancos, una pared de baldosas… es la abandonada estación de Gaudí. Los dos maleantes están ya a mitad de vagón, y ven que mi expresión traspúa miedo y tensión. Entonces me abalanzo sobre la palanca de alarma y la acciono. Una sirena estridente rompe a chillar por todo el metro; los dos personajes se miran sorprendidos mientras en medio del caos que ya he provocado, falla la electricidad. La luz va y viene unos segundos hasta que se apaga, quedando sólo las tenues bombillas de emergencia.

Por suerte, ya estoy fuera del metro. En medio de la confusión he logrado abrir las últimas puertas del vagón y estoy en un andén abandonado. Oigo gritos y voces por encima de la omnipresente sirena de emergencia, todo transmite caos y miedo. Pero mis agresores se han reubicado, y miran a su alrededor. Los pasajeros comienzan a salir a trompicones, y yo arranco a correr por el andén. Los dos me ven al instante y salen tras de mí. Tengo la vista acostumbrada ahora a la oscuridad, y distingo las tenues sombras de la gente en el andén, que voy esquivando como puedo mientras oigo detrás que mis agresores no son tan cuidadosos. Llego al otro extremo del andén, a una salida que incomprensiblemente está abierta. La oscuridad es más densa, pero a mano derecha queda la escalera mecánica que en su día subía a la gente. Subo los escalones de diez en diez, sudando por todos los poros de mi piel y con las pulsaciones a cien.

Oigo unos vozarrones de alguien que intenta imponer autoridad. Me paro un momento jadeando como un perro, mis perseguidores están aún en el andén. Veo como se enciende la potente luz de una linterna de tubo, suenan otros gritos que parecen órdenes. Pero de repente, se oyen tres detonaciones, seguidas, y la luz de la linterna se queda quieta después de caerse, iluminando el suelo lleno de polvo. Oigo pasos apresurados y algún grito cercano, mientras a lo lejos la sirena ha dejado de chillar y ahora chillan los pasajeros de miedo ante los disparos. Sigo subiendo y llego al final, oigo otro disparo y un moscardón pasa zumbando y se estrella en el techo. He llegado arriba, salto unas polvorientas compuertas de tres tubos y corro apresuradamente hacia la salida. Me doy de cara contra pared metálica, que cierra la salida y a la que aporreo desesperadamente con todas mis fuerzas. ¡Sacadme de aquí!





FD Sir Darkest


2 comentaris:

  1. FD Sir Darkest, aquí estoy, cumpliendo tus órdenes. Soy "Macondo". He releído el relato unas semanas después de leerlo por primera vez. Consigues que el lector se identifique con la angustia del personaje. Y esto es un notable mérito, FD Sir Darkest. Una pequeña y cariñosa observación. El texto está escrito en presente, y, sin embargo, al poco de ver a los presuntos maleantes, sólo al verlos, ya los consideras unos agresores.
    Te deseo muchísima suerte en tu larga carrera como escritor. Hasta siempre, colega.

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  2. Eh, Macondo, no hacía falta. No te sientas mal porque insista y ahora diga lo contrario, sólo que tienes todo el derecho del mundo a no aparecer, si no quieres. Que no quiero parecer pesado ni nada, insistía medio en broma medio en serio. Tienes toda la razón cuando hablas de que los perseguidores lo son a la primera de cambio. Podemos suponer que éste relato tiene detrás una historia, es decir, que el prota ya sabía por alguna razón que ésos dos le querían mal, que sabía que le buscaban. Llevo algunos días dándole vueltas a alguna historia en plan misterio por el metro para contar el porqué de éste relato. Es decir, hacer una primera parte, o algunos relatos anteriores a éste. No es que lo tuviera planeado, pero al leer éste relato uno tiene la sensación de que es un fragmento de otra historia más larga. Y algún día habría que explicarla. Lo que no sé es si guardarla para presentarlo todo el año que viene o tirar recto y irla subiendo aquí, si es que todo esto llega a algún sitio.

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